No sólo Ovidio Guzmán, el hijo de El Chapo y quien se convirtió en objetivo prioritario de Estados Unidos, ha puesto como pretexto que no es él el hombre que buscan las autoridades de aquel país.
También otros narcotraficantes han inventado una gran cantidad de pretextos como supuestas enfermedades, identidades diversas e incluso acusan a la agencia antinarcóticos, la DEA, y a la policía internacional, la Interpol, de violar sus derechos humanos. Todas estas estratagemas legales tienen un objetivo: quedarse en territorio mexicano, evadir la extradición y la prisión estadunidense.
Una investigación de MILENIO con base en solicitudes de acceso a la información y una revisión de todos y cada uno de los amparos que interpusieron en México algunos de los imputados, revela que desde el 2018 a la fecha se han gestionado al menos 143 amparos, quejas y otros recursos para impedir ser extraditados a Estados Unidos.
En 2018 se presentaron nueve recursos, en 2019 el número saltó a 29 y en 2020 alcanzó su tope con 38; para 2021 hubo un ligero retroceso, a 31, que se mantuvo en 2022 cuando se presentaron 32 amparos o quejas. En lo que va del 2023 suman al menos cuatro casos.
Aunque varios de los personajes que interpusieron los amparos fracasaron en su objetivo, otros miembros de organizaciones criminales como los cárteles del Golfo, de Sinaloa o Jalisco Nueva Generación (CJNG) se mantienen firmes y dan la lucha legal para no ser enviados a Estados Unidos.
Por ejemplo, Rafael Caro Quintero, Eleazar Medina Rojas, El Chelelo (líder del cártel del Golfo), o Eduardo Ravelo Rodríguez El Tablas, entre otros.
Aunque el Consejo de la Judicatura Federal (CJF) y la Secretaría de Relaciones Exteriores mantienen en reserva los nombres de los procesados, al revisar los amparos MILENIO encontró nombres y acusaciones en Estados Unidos e incluso comunicación diplomática que permite conocer cómo los presuntos criminales se han defendido con uñas y dientes.
Los Mario Aburto
“No soy la persona que ellos creen”, dijo el 3 de marzo de 2023 un hombre de tez blanca, cabello muy oscuro y bigote en forma de herradura de caballo. Dijo que su nombre es Ovidio, sí, pero no el hijo del narcotraficante y ex líder del cártel de Sinaloa Joaquín El Chapo Guzmán. Dice que no es el mismo hombre por el que el gobierno estadounidense ofreció una recompensa de 20 millones de dólares y al que se le acusa de inundar de fentanilo a ese país.
Cuando fue detenido en enero de este año, los comentarios a través de redes sociales de cientos de usuarios era que ese Ovidio, detenido la primera vez en Sinaloa —el que vestía camisa de vestir azul cielo, lampiño aunque de cejas pobladas, con dos escapularios en el cuello, quien por órdenes presidenciales fue liberado— no era el mismo, no era el hijo del capo sinaloense. Lo más que admitió Ovidio fue que estaba muy enfermo del estómago, con enfermedad gestoría y que además sufría estrés y depresión.
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Con información de Milenio