Columnas
Columna Institucional Sin Ambages Miércoles 12
Por:
Redacción el
12 de noviembre de 2025
Corcholatas y espejitos
Decimos corcholatas en el argot político para referirnos a quienes levantan la mano antes de tiempo. En Sinaloa ya se mueven las piezas y entre ellas —o mejor dicho ellas— hay quien quiso adelantarse al resto con tintes divinos. La titular de la Junta de Coordinación Política (JUCOPO) de Morena convenció a varios diputados de que era “la elegida”, tocada por Dios y bendecida para ser la próxima candidata a la gubernatura. Les vendió la idea de que El Señor ya la había designado, y algunos, temerosos de contrariar al destino, le creyeron. Pero el teatro se vino abajo cuando el gobernador Rubén Rocha Moya pidió una reunión a puerta cerrada con los legisladores morenistas. Con calma y autoridad les recordó que son libres de simpatizar con quien deseen, pero que al final habrá un solo candidato —o candidata— y que todos deberán marchar en unidad. En otras palabras: que los milagros políticos no existen y que los tiempos los define la política, no el cielo. La farsa se desmoronó con la misma rapidez con que se infló el globo de vanidad. Quedó al descubierto una dirigencia legislativa que confundió liderazgo con iluminación divina, y que terminó tropezando con su propio ego. El episodio, contado hoy casi como anécdota, se suma a los ecos de lo que el propio gobernador insinuó durante la presentación del libro “La Decisión” de Héctor Ponce. Allí habló de lealtad, de madurez política y de cómo las verdaderas decisiones no se improvisan ni se autoproclaman. Y aunque parezca escena de comedia, lo cierto es que en Morena algunos ya empezaron a vender algodones de azúcar… y otros, a comérselos. PLOP.
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Las revelaciones de Rocha
Lo revelado este martes por el gobernador Rubén Rocha Moya, durante su participación en la Feria Internacional del Libro Culiacán 2025 como comentarista del libro ‘La Decisión’ del periodista Héctor Ponce, obra en la que el mandatario estatal fue protagonista en el proceso electoral del 2021, deja ver que, en retrospectiva, nada está definido para nadie en Morena rumbo al 2027 cuando esté en juego de nuevo la sucesión en el Gobierno de Sinaloa. Ahí, Rocha contó sin tapujos pasajes hasta hoy desconocidos de cómo fue que se dio su nominación: una y dos veces suspendido el anuncio para darlo a conocer porque quienes estaban a cargo de las encuestas dentro de su partido interpretaban —a su conveniencia— que el candidato debía ser Luis Guillermo Benítez porque ‘era el más morenista’ —era fundador— el ‘más cercano a la gente ’ —era alcalde de Mazatlán— pero ignoraban un parámetro medular: quien ganaba en intención del voto era el entonces senador Rubén Rocha. En aquellos días, de eso lo alertó el hoy diputado federal Ricardo Monreal quien además le compartió que el entonces presidente López Obrador no estaba de acuerdo y fue quien sugirió basarse en quién ganaba en intención del voto porque las urnas se ganan con eso, con votos. Pero Rocha fue más allá: recordó cómo es que él, en 2018, alentó a una titubeante Imelda Castro a que fuera candidata al Senado en fórmula pero al paso de tres años, le compitió la candidatura al Gobierno de Sinaloa y en medio de la incertidumbre sobre quién iba a ser el abanderado de Morena se fueron a sentar en una banca en avenida Reforma en la Ciudad de México a ‘echarse mentiras uno al otro’, pero una vez que fue ungido se declararon ‘amor eterno’, el que parece que se esfumó. Rocha no lo dijo por lo claro pero el mensaje es directo: nada está escrito y de aquí a que haya decisión en Morena son muchas las aduanas e intríngulis que se tienen que cruzar para alcanzar la nominación, la cual será para quien garantice votos, votos y más votos.
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Gobierno estrellaDO
Mazatlán, como siempre, se pinta solo: por su belleza como puerto, por su gente única y ahora por sus malos gobiernos. Sobre mojado le ha llovido al puerto, pero hoy parece que todo límite se ha superado. La alcaldesa de Mazatlán, Estrella Palacios, parece haberse tomado demasiado literalmente su nombre: quiso ser “estrella”, pero —al menos hasta ahora— lo que brilla es otro tipo de luz… la que revela facturas con cafés, panes, pollos rostizados y comidas de restaurante cargadas al erario público. Nimiedades, quizá, por las cantidades, pero el mazatleco no perdona. En los pasillos se comenta que son muchas las facturas de cafeterías premium —entre ellas Starbucks— que aparecen bajo el sello del Ayuntamiento. Y si se supone que su administración tenía como bandera la “austeridad republicana”, el contraste es tan evidente que provoca risa. Mientras promueve descuentos en impuestos municipales para la ciudadanía, los “antojitos” institucionalizados van directo a la cuenta pública. Resulta que “Lady Cafés”, como burlonamente la llaman ya en redes, no es capaz siquiera de pagarse un café de su bolsa: manda a comprarlo y lo factura al erario. No por necesidad económica, sino por la audacia de usar recursos públicos para gastos personales menores. Eso no es gestión: es privilegio. ¿Y la rendición de cuentas? Difícilmente visible. En el caos del Palacio Municipal se denuncia que las cajas chicas están fuera de control, los informes brillan por su ausencia y la sindicatura procuradora parece más espectadora que supervisora. EN SUMA: la alcaldesa quería brillar, pero al final su resplandor no es el de la gestión, sino el reflejo de los malos hábitos. Y mientras ella se dedica a facturar cafés, los mazatlecos siguen cargando con los impuestos. ¿Quién pagará el sabor amargo de esta factura?
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Puentes, no trincheras
En tiempos donde la confrontación parecía el sello entre la Universidad Autónoma de Sinaloa y el Gobierno del Estado, el préstamo de 30 millones de pesos para saldar adeudos con el IMSS representa algo más que un simple apoyo financiero: es una señal política. Rubén Rocha Moya entendió que gobernar no es administrar distancias, sino tender puentes, incluso con quienes han mantenido una relación institucional tensa y marcada por diferencias. La Casa Rosalina agradece el respaldo, pero el verdadero significado del gesto está en la interlocución recuperada. El gobernador actuó como mediador ante el IMSS, pero también como garante de estabilidad social, consciente de que el conflicto universitario no puede prolongarse sin costos políticos ni académicos. Jesús Madueña, por su parte, parece reconocer que la resistencia tiene límites y que el discurso de autonomía debe acompañarse de gestos de conciliación. La narrativa del “agradecimiento” no solo cumple una función institucional, sino que reacomoda el tablero: la UAS cede en tono, Rocha reafirma autoridad moral y ambos ganan tiempo en una relación que venía erosionada. El acuerdo con el IMSS permite que trabajadores, académicos y estudiantes tengan certidumbre, pero también permite que la política sinaloense respire un poco de cordura. En medio de tanta estridencia, un gesto de colaboración vale más que cien discursos. Y quizá, por fin, alguien entendió que la educación no se defiende con barricadas, sino con acuerdos.
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