La expectativa por un cambio en la historia del deporte femenino crece en Estados Unidos con el anuncio de la creación de la Liga de Béisbol Profesional Femenino (WPBL), que iniciará actividades en 2026.
El lanzamiento marca un momento inédito en el béisbol profesional: por primera vez, se ofrecerá una liga exclusivamente femenina para jugadoras adultas, una oportunidad largamente esperada por varias generaciones.
De acuerdo con ABC News, la liga ha convocado sus primeras pruebas en Washington D.C., donde jugadoras de todo el país se presentan con la esperanza de formar parte de la competencia profesional.
La noticia ha atraído la atención de referentes históricas y jóvenes promesas, así como de mujeres que vieron truncados sus sueños anteriormente ante la falta de opciones más allá de las ligas juveniles.
Uno de los rostros más reconocidos en este escenario es Victoria Ruelas, quien a los 12 años hizo historia como la primera niña estadounidense en jugar la Little League World Series, en 1989. Más de tres décadas después, Ruelas lamenta el ritmo lento del progreso. “Seguimos hablando de los avances que logramos, pero demoran demasiado. Debería suceder más rápido”, expresó en conversación con ABC News.
Subrayó que ver a niñas en la Serie Mundial de Pequeñas Ligas la anima, pero encontrar solo casos aislados refleja la magnitud de la brecha a cerrar. “Me emociona verlas, pero aún es solo una aquí, otra allá. Eso me molesta porque hay muchas más que jugamos”, agregó Ruelas.
El informe de ABC News precisa que la convocatoria de la WPBL es abierta y permite a jugadoras de todas las edades presentarse. Entre las figuras ya confirmadas para la liga están la exestrella juvenil Mo’ne Davis y la integrante de la selección estadounidense Kelsie Whitmore.
“Yo nunca imaginé ver esto. Desde chica, te decían que debías pasar a sóftbol porque el béisbol no tenía futuro para mujeres. Así que solo lo asumías”, relata Monica Holguin, de 45 años, originaria de Burbank, California.
Holguin dedicó buena parte de su vida a criar a sus hijos antes de presentarse a las pruebas en Washington como tercera base. “Solo quiero demostrarles a mis hijos que la edad no impide seguir un sueño”, afirmó.
Legado y persistencia
La presencia de aspirantes de distinta edad resalta la amplitud del legado y la persistencia de barreras para las mujeres en el béisbol estadounidense. Ruelas, actualmente de 48 años, jugó sóftbol universitario y participó en el equipo de Estados Unidos para la Women’s World Series en 2001. Llegó a la capital desde Honolulu para sumarse a la preselección e insiste: “mientras mi cuerpo lo permita, quiero seguir jugando”.
Otro perfil destacado es Micaela Minner, cofundadora de una empresa de entrenamiento deportivo en Akron, Ohio. Minner mantuvo el vínculo con el béisbol hasta los 15 años y sumó logros en sóftbol a nivel escolar y profesional, pero el béisbol sigue teniendo un peso especial en su historia.
“Cuando yo era pequeña, me afectaba mi color de piel en un pueblo mayoritariamente blanco. Mi padrastro me metió al béisbol para que no me metiera en problemas”, relató al medio estadounidense. “Encontré pertenencia y eso me hizo aceptarme. El béisbol me salvó”, enfatizó Minner, quien compitió como primera base y lanzadora zurda en las pruebas.
La Liga de Béisbol Profesional Femenino surge después de décadas durante las cuales cientos de jugadoras debían migrar a otras disciplinas, como el sóftbol, o permanecer en espacios mixtos con presencia predominantemente masculina.
Ahora, para muchas de ellas, concretar la transición hacia una instancia profesional genuina representa la posibilidad de saldar una deuda histórica. “El objetivo ahora es demostrarle a las niñas que pueden jugar después de la secundaria y que incluso pueden recibir un salario por hacerlo, igual que los hombres. Necesitamos que esto crezca, que sea una meta alcanzable para las próximas generaciones”, sostuvo Minner.