Canelo-Scull. Lo que vimos el sábado por la noche no puede catalogarse como un timo, un fraude, o que nos jugaran el dedo en la boca. De alguna forma a quienes nos gusta el deporte de los puños sabíamos qué esperar entre Canelo Vs Scull, pero la desfachatez del cubano sí sorprendió, porque de forma despreocupada se dedicó a correr sobre el ring sin siquiera mostrar un ápice de intención de intercambiar metralla contra el mexicano.
Scull se preparó muy bien para correr la milla, llegando a la distancia fresco, con piernas rápidas, muy rápidas, siempre retrocediendo, jamás propuso nada. Evadía los golpes del mexicano y brincaba para atrás levantando los brazos. Su estrategia fue no dejarse pegar por el Canelo, pero eso no es boxeo. Dice la máxima deportiva que el boxeo es el arte de golpear y que no te golpeen. Así se hicieron leyendas en su momento Floyd Mayweather Jr, Terence Crawford, 'Sugar' Shane Mosley y el más grande de todos, Muhammad Alí, entre muchos otros que pasaron a la gloria por ser auténticos referentes del buen boxeo, golpeaban y evitaban ser golpeados y esa es la fórmula para el éxito. No solo ser golpeador sin defensa, o tener pura defensa sin castigar. Eso no sirve.
Scull está destinado al fracaso en este negocio. Nunca fue campeón de nada. Le regalaron el cinturón que le quitaron en la mesa al Canelo.
Esta era la oportunidad más grande de su vida. Nadie lo conocía y de golpe, la FIB presionó para que la pelea se llevara a cabo y con la motivación de Canelo de recuperar su cinturón para volver a ser campeón indiscutido de 168 libras, la contienda se cerró.
Previo a esta pelea, a Scull lo veían cientos, quizás un par de miles, y no por encabezar carteleras, sino como respaldo de las mismas. Después de subirse al ring contra Canelo solo lo verán si bien le va, su familia y amigos.
Y es que te enfrentabas ante una de las “caras del boxeo”. El hombre que genera millones de dólares. Al que todos quieren medirse porque desean una parte del pastel, no tanto por legado. Y es una vitrina de proyección gigantesca, y una oportunidad única.
Era el momento de que William Scull demostrara de qué estaba hecho. De callar las bocas que decían que era un don nadie. Dando buena batalla al mexicano podría cotizar sus bonos y entrar a las grandes ligas del boxeo, el sueño de todo pugilista.
Y qué fue lo que hizo. Corrió, esquivó y simplemente “se le arrugó” y no se metió en camisa de once varas. Salió limpio de su cuerpo, limpio de su cabeza, de su cara, pero no de su ya de por sí poca popularidad. Aunque sí con una jugosa cuenta bancaria, asegurando su futuro.
La cara que dio ante el mundo fue la de un peleador agachón, que carece absolutamente de cualquier atractivo boxístico, que no muestra la mínima valentía y que no le importa dar espectáculo.
Scull fue por su día de paga, una que jamás tendrá de nuevo, y nada más.
En lo que respecta a Canelo, hizo lo suficiente para ganar. Se ha convertido en un peleador resultadista, más que espectacular. Ya ni siquiera derriba a sus rivales, y parece que la elección de peleadores viene en detrimento desde Jaime Munguía, pasando por Édgar Berlanga y llegando hasta William Scull, tocando fondo en esta lista.
Canelo se acerca al final de su carrera, y lo que está tratando de hacer es el máximo dinero posible, con el menor sacrificio sobre el ring. Ya está en cada quien, ver sus peleas o simplemente ver otra cosa.
Y lo mejor para él, es que mientras usted o nosotros le tiramos hate, mientras despotricamos por la calidad de sus rivales, por la falta de espectáculo en sus peleas, porque según sus detractores siempre ha sido un inflado, porque es un soberbio, un antipático, un presumido, etc, etc, etc, él disfruta sus millones, sus Bugattis, sus aviones, sus propiedades, sus fiestas, sus comidas en finos restaurantes, cagadísimo de la risa (perdone mi francés).
Ahora en septiembre enfrentará a Terence Crawford en duelo entre campeones multi-indiscutidos, y no hay que esperar espectáculo, solo el resultado.
El resto de la velada dejó victoria para Jaime Munguía por decisión unánime en su revancha contra Bruno Surace, pero adivine qué, el tijuanense no pudo enviarlo a la lona y eso nos deja un saborcito rancio en la boca.
Y entre la legión sinaloense, unas por otras, y es que el mazatleco subcampeón olímpico Marco Verde tuvo una presentación de ensueño noqueando a Michel Galván a solo segundos del primer round en su debut como profesional, pero el culichi Alberto Guerrero fue superado por Brayan León, cayendo dramáticamente a la lona en una ocasión.
Mientras que en Nueva York Rolly Romero superó en boxeo a Ryan García que mostró que el año que pasó fuera del ring le cobró la factura e incluso besó la lona en el segundo round, y ahora deberá comenzar desde abajo para ganarse su revancha contra Devin Haney.
Por su parte, en Las Vegas el monstruo japonés Naoya Inoue desintegró a golpes a Ramón Cárdenas en 8 rounds, después de caer a la lona en el segundo episodio víctima de un fugaz gancho de zurda de su oponente. Importa mucho saberse reponer de las caídas, y el nipón lo ha demostrado en el pasado como cuando el Pantera Nery lo derribó en su propia casa.
La de beis. Solo una porque ya nos extendimos, y solo es para resaltar al mejor relevista corto de la actualidad en todo el mundo, y es sinaloense. Andrés Muñoz obtuvo su salvamento 12 de la temporada, sin aun permitir carrera limpia durante 16 entradas lanzadas. El mochitense simplemente se cuece a parte entre los mejores, y cada vez aumentan los reflectores en su entorno, en los medios de comunicación a nivel internacional.
Gracias.