Columnas
Columna Institucional Sin Ambages Jueves 20
Por:
Redacción el
19 de noviembre de 2025
Culiacán apuesta por la digitalización
La creación de la Agencia Municipal de Transformación Digital coloca a Culiacán en un punto inédito del mapa nacional: es el primer municipio del país que formaliza un órgano dedicado exclusivamente a modernizar su burocracia. El anuncio suena prometedor —menos trámites, menos vueltas, menos barreras para la ciudadanía—, pero lo verdaderamente relevante no es la tecnología, sino la voluntad política para cambiar la cultura interna del gobierno. Digitalizar no es solo poner formularios en línea. Significa restructurar procesos, transparentar decisiones y reducir espacios donde hoy anidan discrecionalidad e ineficiencia. La administración de Juan de Dios Gámez Mendívil se adjudica la bandera de la innovación, pero el impacto real dependerá de si esta agencia tiene autonomía técnica, presupuesto suficiente y capacidad para obligar a las áreas tradicionales a modernizarse, incluso cuando eso implique perder control sobre trámites que históricamente han sido instrumentos políticos o recaudatorios. La unanimidad del Cabildo es una buena señal, pero no garantiza que todos los actores municipales abandonen prácticas arraigadas. En el corto plazo, la agencia será un laboratorio; en el mediano, un indicador de si Culiacán puede romper con la lógica del “así siempre se ha hecho”. Si la apuesta se sostiene, Culiacán no solo será el primero, sino un referente nacional. Si no, la agencia se convertirá en una oficina más: moderna en el nombre, burocrática en los hechos. Ya veremos.
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La sorpresa en su propio patio
Algo pasó estos días con los agentes de la SSCP —esos que muchos conocen simplemente como los Harfuch— porque se tomaron muy en serio su viejo papel de Federales de Caminos. Tan en serio, que no solo instalaron retenes en distintos puntos de la ciudad y en las carreteras de la zona centro, sino que se lanzaron a revisar todo lo que tuviera llantas, incluso los vehículos estacionados alrededor del propio Complejo de Seguridad: C4, tribunales, cuarteles de Guardia Nacional, Policía Estatal y la UNIPOL. Y ahí vino la sorpresa. Entre tanto escaneo, revisión y cruce de datos… empezaron a salir vehículos con reporte de robo. Ahí, estacionados como si nada, en pleno corazón de las corporaciones. En el lugar donde —en teoría— debería estar todo limpio, controlado y bajo resguardo. El mensaje es claro y, para algunos, incómodo: cuando se revisa de verdad, la mugre aparece incluso donde “no debería”. Lo interesante es que esta acción no responde a un gran operativo mediático ni a un anuncio de esos que gustan presumir. Fue, simple y llanamente, una revisión meticulosa que muchos daban por perdida en las corporaciones federales. Una práctica que recuerda aquellos tiempos en que los Federales de Caminos eran temidos porque revisaban, encontraran o no encontraran. Hoy, en Culiacán y en la zona centro, volvieron a demostrar que cuando hay voluntad… hasta en los estacionamientos del propio aparato de seguridad salen verdades que nadie quiere ver.
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¿Se mueve el barco morado?
La posible venta del Mazatlán FC desató una ola de especulaciones, pero también —por primera vez en mucho tiempo— una chispa de esperanza entre la afición morada. Resulta que un grupo de empresarios sinaloenses, respaldados nada más y nada menos que por el embajador en España, Quirino Ordaz Coppel, están en pláticas con Ricardo Salinas Pliego para adquirir el club y mantenerlo donde nació: en el puerto. El rumor no es menor. La sola posibilidad de que el equipo terminara en manos de capitalinos que lo quisieran mudar a la Ciudad de México había puesto en alerta a toda la afición. Nadie quería otro episodio de esos donde los equipos se van de madrugada y dejan a la afición con la camiseta en la mano. Lo interesante es que, aunque los nombres de los inversionistas locales se mantienen bajo llave, se sabe que al menos dos están ligados al sector hotelero e inmobiliario, es decir, gente con capacidad económica y, sobre todo, con interés real en que Mazatlán siga proyectándose como destino turístico… también desde el fútbol. Pero queda la pregunta incómoda: ¿Estamos ante un verdadero rescate del equipo o ante un movimiento político-empresarial más? Porque no hay que olvidar que el Mazatlán FC nació como un proyecto de poder, y lo que está en juego no es solo un escudo o una afición, sino la influencia que representa tener un equipo de Primera División en un estado tan mediático como Sinaloa. Por ahora, la pelota está del lado de los empresarios. Y si algo parece claro es que la afición no está dispuesta a perder de nuevo un equipo. Si estos empresarios logran amarrar la compra, podrían no solo quedarse con el Mazatlán FC, sino con el cariño de una ciudad que necesita buenas noticias —aunque sea desde el futbol— para creer en algo.
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Creer en Culiacán
En tiempos donde muchos hablan de irse, de “mejor buscarle en otro lado”, o de que la inseguridad y la incertidumbre frenan todo proyecto, hay empresarios que deciden hacer lo contrario: quedarse, invertir y apostarle a esta ciudad. Ese es el caso de Impulsa, que inauguró Icónica Park Residences y dejó claro, en voz de Manuel Clouthier, que su apuesta sigue firme: “seguir viviendo, seguir luchando y seguir invirtiendo en nuestra ciudad y en nuestro estado”. Puede sonar a discurso protocolario, pero tiene un trasfondo que vale la pena subrayar: no es sencillo invertir en Culiacán. No lo ha sido por años. La violencia, la mala fama externa, la tramitología interna, la falta de planeación urbana y el desgaste social han espantado a más de uno. Por eso, cuando una empresa sinaloense decide meter dinero, visión y futuro en un desarrollo habitacional moderno, ordenado y apegado a normas, eso manda un mensaje diferente: aquí todavía hay quienes creen. El alcalde Juan de Dios Gámez aprovechó la ocasión para destacar que Icónica Park Residences es un ejemplo de inversión responsable. Y tiene razón. La ciudad necesita proyectos que no solo construyan edificios, sino que construyan ciudad: mejor movilidad, espacios compactos, cercanía a servicios y un urbanismo que vaya dejando atrás el caos que nos tenía acostumbrados. Pero más allá del acto protocolario y las fotos con la tijera plateada, hay algo más profundo: Culiacán necesita empresarios que no se resignen. Que entiendan que esta ciudad no se compone solo de malas noticias ni de balaceras; también se compone de gente que trabaja, que edifica, que se la juega y que no se rinde. Impulsa no resuelve todos los problemas, claro. Pero su decisión de seguir creando desarrollos verticales, modernos y normados es un recordatorio de que el sector privado también puede ser motor de orden, de calidad y de esperanza en una ciudad a la que muchas veces le queda grande su propio potencial. En un entorno tan cambiante como el nuestro, creer en Culiacán es, también, un acto de valentía.
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